PRIMERA PARTE: DEL GOLPE AL MUNDIAL
I- Octubre 77: Este 17 Montoneros vence
Cuarta entrega: La columna Sur
La Columna 25 Sur, junto con la 25 Oeste y la 27 de La Plata, conformaban la región que las fuerzas represivas habían denominado Subzona 11, unos 11.000 kilómetros cuadrados que contenían los distritos que va desde La Plata, hasta La Matanza, Cañuelas, General Rodríguez, Mercedes y Luján, pasando por todo el sur del conurbano.
En la estructura organizativa de Montoneros, la Columna Sur estaba dividida, a su vez, en zonas: Sur I(Avellaneda, Lanús y Lomas de Zamora), y Sur II (Berazategui, Quilmes y Florencio Varela).O sea, la zona uno abarcando el primer cordón y la zona dos el segundo.
Hasta mediados de 1977, el jefe de la Columna Sur fue Camps (ver próximas entregas), uno de los sobrevivientes de la Masacre de Trelew de 1972. Tras su caída no hay testimonios de que alguien reemplace su lugar.
Con los golpes asestados por la represión, los militantes montoneros se irán replegando cada vez más hacia la periferia. Así, si durante todo 1976 los pases se daban de Buenos Aires y La Plata hacia zona sur, hacia finales de 1977 se irán replegando de la Sur I hacia la Sur II, donde lo único que se mantenía en pie de la estructura era el Ejército (recordemos que para entonces, en teoría, Montoneros estaba organizado en Ejércitoy Partido, desde el cual se promocionaba además el trabajo de masas, a través de los frentes del MPM, EL Movimiento Peronista Montonero).
En la Sur II, el Ejército Montonero contaba con la legendaria Sección de Combate Tito Taberna, cuyo responsable había sido el Tata Sapag, asesinado en Quilmes el 30 de junio de 1977. El Tata era quien mantenía, a su vez, contacto con Camps. Con estas dos caídas –según alguno de los testimonios- quien asume el mando de la Sección será Olmedo, que va a exiliarse entre noviembre y diciembre de ese año, perdiendo así ya todo contacto con el resto de la estructura, alojada toda en el exterior del país.
Por lo que se sabe, hasta octubre de 1977 se mantiene, aunque con muchas dificultades, un contacto orgánico con la estructura. Llegan, más allá de los retrasos, algunos materiales escritos de discusión interna (como por ejemplo, el “Informe del Consejo Nacional del Partido Montonero”), y algunos órganos de prensa (como el Evita Montonera). Pero los golpes han sido durísimos. Según declaraciones de la prensa de la época (Diario El Sol, jueves 15 de septiembre de 1977), esta Columna había sufrido 84 bajas.
Aun así, según podemos saber por el documento interno de balancedelo actuado en el trimestre junio-agosto (fechado el primero de octubre), la Sección de Combate Tito Taberna pudo mantener un alto nivel de operatividad en la toda la zona.
Allí recuerdan que el objetivo general, la tarea central de acuerdo a la política de poder para la etapa era propagandizar y organizar el MPM en la zona. Ahora bien, ¿cómo debía darse, en esa etapa, el desarrollo del poder militar? Según el documento, bajo la forma de fuerzas guerrilleras autónomas (Pelotones Autónomos), capaces de desarrollar sus tareas con gran movilidad, de acuerdo al profundo conocimiento del terreno. El gran desafío, dicen, es el de poder interpretar las políticas del Partido y desarrollarlas en el territorio con iniciativa y autonomía.
El documento está dividido en una parte externa y en otra interna. En la externa, figuran dos puntos.En lo político, se refieren a la síntesis de una reunión de Secretaría (Política), distribuida con anterioridad, y que nunca he logrado hallar.Por tanto, el documnto se concentra en la especificidad del desarrollo militar.
En lo militar, se habían propuesto realizar tres tipos de operaciones: de propaganda; antipatronalesyantirepresivas.
En cuanto a las operaciones de propaganda, dicen haber realizado 40operaciones (de unas 60 ppropuestas), en la que se distribuyeron 15.000 volantes del MPM y 10.000 del Ejército Montonero (EM), justo la mitad d elo que se había propuesto volantear. De todos modos, se rescata un incremento en relación al trimestre anterior, y una mayor vinculación con los conflictos sindicales de la zona (textiles y Smata). Aunque como autocrítica figura la inexistencia de materiales de propaganda específicos vinculados con las reivindicaciones particulares de cada conflicto y una incapacidad de iniciativa autónoma en cuanto a conseguir todo aquello que hiciera falta y no llegara por canales centralizados de la estructura.
En cuanto a las operacionesantipatronales, mencionan la realización de 6 operativos: contra Molinos, Peugeot, Shell-Bols y Fabril Financiera. También aquí la autocrítica es severa, puesto –dicen- que hubo conflictos importantes, abiertos, tanto en La Bernalesa, como en Peugeot y Techint, y sin embargo, no pudo lograrse las “paritarias montoneras” a partir de la intervención de la Sección. Aunque rescatan la intervención en apoyo de los conflictos de Molinos y Peugeot, no dejan de autocriticarse su falta de inserción en el frente sindical y la falta de iniciativa para conseguir más información que la suministrada por la Sección Inteligencia.
En cuanto a las operaciones antirepresivas, rescatan haber golpeado al enemigo en zonas donde, hasta el momento, no habían podido golpear, aunque se autocritican no haber incorporado el uso de explosivos y no haber podido desarrollar las operaciones fijadas dentro de la línea prioritaria establecida (hostigar a las fuerzas enemigas que penetran el espacio territorial popular. Así y todo, se llevaron adelante 3operativos de hostigamiento (a la casa del militar Pato Maidana en el barrio de La Cañada y dos ataques a comisarías: una en Ranelagh y otra en Gutiérrez, el 26 y 27 de julio respectivamente); 2 ajusticiamientos (de la torturadora Marta Casas el 13 de julio y del ex comisario Juárez el 22 de agosto); una colocación de explosivos (un caño) a la concesionaria IKA, en Quilmes. En dos enfrentamientos ocasionales con las fuerzas represivas (el 2 y el 21 de agosto), la fuerza propia había sufrido heridas en dos compañeros, sin bajas, ocasionando a su vez 3 bajas y un personal herido del enemigo.
En la parte interna, asimismo, realizan un análisis en el plano político, militar y organizativo.
En lo político, mencionan la importancia de la inserción de los pelotones en el movimiento, aunque destacan la falta de preocupación por la formación teórica y el compromiso por focalizar la atención en los problemas estratégicos, cuestiones que llevan al inmediatismo en el accionar de la fuerza en la zona.
En lo militar, la autocrítica es más severa aun que en el plano externo, ya que se habían propuesto dos objetivos centrales: formar tenientesysoldados (formando sólo a estos últimos) y conocer el terreno para poder utilizarlo como un arma más en el combate (y no hubo un abordaje sistemático del territorio, sino que selo fue conociendo el propio combate). Rescatan, eso sí, que algunos de los pelotones lograron implementar bien la nueva metodología, es decir, profundizar la autonomía (planificación centralizada y ejecución con alto grado de iniciativa). Finalmente, resaltan la importancia de haber sufrido 8 bajas en el trimestre, todas debido a un mal funcionamiento en cuanto a los movimientos (zonas, horarios, casas no levantadas a tiempo que además provocaron pérdidas de materiales de guerra).
En lo organizativo, destacan que, en cuanto a lo que se habían propuesto (fortalecer la autonomía y la contratáctica), pudieron avanzar en una buena distribución de los materiales de guerra y en la iniciativa por recuperar equipos para la producción de la prensa (autonomía), pero tuvieron problemas a la hora de distribuir los materiales de la prensa interna; en cuanto a la contratáctica, si bien pudieron generar mejores condiciones en cuanto a la vivienda y la composición de los pelotones, el funcionamiento y las comunicaciones siguen siendo una cuenta pendiente.
A modo de síntesis, se destaca la importancia de desarrollar la crítica y la autocrítica. En este sentido, se enfatiza que todavía se encuentran a mitad de camino entre el funcionamiento viejo de los comandos y los nuevos pelotones autónomos que deben llegar a ser. Se autocritican, además, en cuento a la falta de aporte al desarrollo del espacio político (sobre todo en cuanto al frente sindical) y a la dificultad por combinar movilidad con potencia (utilizando explosivos, por ejemplo). De todos modos, el balance del trimestre es caracterizado como un triunfo, ya que lejos de haber sido aniquilados por las fuerzas represivas (quienes juegan con el tiempo en contra), los Montoneros en la zona no se han refugiado en la defensiva, sino que han combatido, estando en mejores condiciones al final del trimestre que al comenzarlo.
El documento, firmado por el jefe de sección, concluye resaltando la importancia (individual de cada compañero y de cada ámbito organizativo) de “apoyar, desarrollar y conducir la resistencia que nuestro pueblo opone a la dictadura militar, poniendo toda nuestra combatividad e iniciativa para ir creando, junto con el pueblo, las condiciones para el desarrollo de la contraofensiva popular”.
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